Tal vez por el nombre te sea desconocido e incluso extraño, pero si añadimos que los discos duros de estado sólido SSD (Solid State Drive) son una evolución de los discos duros convencionales y se basan en una tecnología muy parecida a la de los dispositivos USB o las tarjetas SD de las cámaras digitales, seguro que ya te suena más familiar.
Los discos duros convencionales están compuestos de varios discos, sobre los que se graba y lee la información mediante cabezales electromagnéticos. Este modo de funcionamiento hace que un disco duro convencional tenga varios inconvenientes, normalmente relacionados con tener elementos móviles en su interior, rotación de los discos, movimiento de los cabezales, etc.
Los discos SSD solucionan estos problemas ya que no contienen ningún tipo de elemento mecánico en su interior. Los SSD se componen básicamente de elementos muy parecidos a los de una memoria Flash como los de cualquier dispositivo de almacenamiento USB.