Recuerdas hace no más de 20 años, ¿Dónde se realizaban las
tareas de gestión administrativa de facturación, compras, ventas, contabilidad,
etc.? y ¿Dónde guardábamos las empresas todos los documentos relacionados con
nuestra actividad empresarial?
Seguro que sí, las tareas de gestión se desarrollaban en
ordenadores de sobremesa o portátiles, conectados a servidores instalados en
nuestras oficinas, que se debían mantener y renovar cada cierto tiempo para
disponer de un rendimiento óptimo. En el mejor de los casos podíamos hacer
conexiones remotas con mucha dificultad.
Para el archivo, la mayoría utilizábamos soportes físicos en
papel, almacenados en pesados y voluminosos archivos, a los que debíamos acudir
constantemente para consultar su contenido y con el riesgo de que en cualquier
momento se pudieran destruir a causa de un incendio, daños por agua, humedad o
cualquier otra eventualidad que les pudiera afectar.